Hace ya más de 30 años desde las recomendaciones hechas en Mexico en la 13 asamblea internacional de ICOM en la que se exhortaba a los museos a considerar dentro de su oferta educativa y de accesibilidad a todas las personas con cualquier tipo de discapacidad. En nuestro país este proceso de ampliación del concepto de público a comunidades o colectivos con discapacidad ha sido muy lento. Por eso es de agradecer que los museos españoles vayan consolidando su oferta en este sentido y creando programas educativos cada vez más coherentes e inclusivos.
El Museo del Prado creó en el año 2006 el programa El Prado para Todos y desde entonces el equipo del museo viene trabajando con públicos con algún tipo de discapacidad física, sensorial o intelectual como trastornos del espectro autista, enfermos de alzheimer, personas con discapacidad intelectual, y desde el pasado año, atendiendo también a personas en riesgo de exclusión social. A este programa se apuntan los centros interesados en participar cada año y que se comprometen a trabajar dentro de la metodología propuesta por el museo.
La metodología de trabajo consiste en:
1. Una primera reunión del educador del museo con los
responsables de los centros y grupos que se han inscrito en el programa. En
esta reunión se tratan aspectos como la definición del grupo participante, la
metodología que se va a emplear, la dinámica de trabajo de los profesionales, etc.
2. Una visita del educador del museo al centro para trabajar
directamente con el grupo que hará la visita y desarrollar una sesión
preparatoria que en función de las características del grupo variará su
contenido, pero en la que, en general, se establece una primera conexión entre
los usuarios y el espacio físico y simbólico del museo y con las obras que se van a visitar y la temática que se
tratará. En esta sesión y en función de las características del grupo, suele plantearse un trabajo creativo que implique de forma más experiencial y emocional a los usuarios con alguna de las obras que se verán en la visita.
3. Una tercera sesión o visita guiada en el museo, llevada a
cabo por el educador del museo y en la que se atiende a las necesidades
específicas de cada grupo y en la que se conecta con lo trabajado en la sesión
previa.
Es interesante que el museo se preocupe de realizar un
seguimiento previo y posterior de los grupos y que el énfasis se ponga en el
carácter educativo de la experiencia, que va más allá de la visita guiada
adaptada al uso. En esta línea se entiende también el
compromiso que el museo exige a los centros y sus equipos de educadores con
todo el proceso. Tras la visita el museo ha logrado establecer con algunos centros
un vínculo más estable que les está permitiendo desarrollar un
trabajo educativo posterior muy interesante. Un ejemplo es la colaboración con el centro de autismo PAUTA. Los usuarios de PAUTA están creando un cómic con sus propios dibujos y con pictogramas en el que relatan su experiencia en el Prado y que se pretende pueda convertirse más adelante en un recurso didáctico que pueda ser de utilidad para educadores y para otros públicos con necesidades educativas especiales.
El programa está teniendo bastante éxito y cada año el número de centros inscritos aumenta. Creo que es un buen programa que el Prado debería ir
ampliando con los años, dotándolo de más recursos que ayuden a
desarrollar un trabajo educativo más profundo y estable. Para esto debe
consolidarse un cambio de mentalidad en estas grandes instituciones museísticas,
acostumbradas a priorizar otro tipo de eventos y funciones sobre las tareas
educativas. Confiemos en que se haya iniciado un camino que no contemple la
vuelta atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario